Clarisa como el " Alter Cristo"
Espiritualidad Clariana Una alternativa de vida cristiana para las mujeres La conversión de Clara de Asís se nos presenta históricamente como la búsqueda de una alternativa de vida cristiana en medio de la inquietud femenina de siglos XII y XIII. Como otras muchas mujeres de su tiempo, Clara huye del modelo de vida cristiana familiar y del modelo monástico para responder al llamamiento de Jesucristo, como hicieron primeros discípulos. La alternativa de Clara supone una novedad con respecto a los movimientos femeninos de su época. Partiendo de sus propias convicciones femeninas respecto al seguimiento de Jesucristo y de la inspiración que le viene de Francisco, encuentra un camino-síntesis, que se convierte en una alternativa para muchas otras mujeres. San Damián, una alternativa Clara buscaba una experiencia nueva que se distanciara de la vida monástica de aquella época. No había duda en cuanto al proyecto: el mismo de Francisco. Pero ¿cómo hacerlo realidad dentro de las posibilidades que se ofrecían en aquella época a las mujeres y respetando las diferencias propias de la vocación de Clara? Es decir, ¿cómo traducir a lo femenino la intuición fundamental de Francisco en el contexto socio-eclesial de comienzos del siglo XIII?. La originalidad de la vida en el convento de San Damián aparece, de modo especial, en dos aspectos esenciales para Clara: la fraternidad y la pobreza. Clara acogió hermanas de diferentes clases sociales en igualdad de condiciones. Era evidente que esto contrastaba con la sociedad y con la Iglesia de la época, muy marcada por la distinción y las desigualdades, que se consideraban como algo natural y querido por el mismo Dios. La pobreza hacía también de San Damián una comunidad original. No era solamente la pobreza que se vivía en los monasterios como renuncia, desprendimiento y uso común de los bienes. Las hermanas de Clara hicieron suya, la condición social de los pobres, compartiendo la suerte de aquellos que estaban al margen de la sociedad de la época. Las motivaciones eran religiosas, lo que no impedía que el rechazo de toda propiedad y el trabajo con las propias manos tuviese un alcance social y político. Este modo de vivir se oponía al modelo vigente de organización social y religiosa y representaba una propuesta diferente inspirada en el Evangelio. La organización de la Fraternidad La construcción de la vida fraterna, en la convivencia diaria, exige algo más que el ejercicio cotidiano del amor mutuo y la caridad cristiana como esfuerzo personal. Exige que se establezcan canales y estructuras de apoyo que favorezcan y posibiliten las relaciones que implica la fraternidad. El gran principio de la relación fraterna, radica en la participación y corresponsabilidad de todas las hermanas. En este punto, Clara, más que de Francisco, es hija de su tiempo. LA ESPIRITUALIDAD DE CLARA DE ASÍS EN EL SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO El Hijo del Altísimo y el más bello de los hijos de los hombres es despreciado, herido y muere en una cruz (ICta 17.19; 2Cta 22;3Cta 16-19). Este es el "camino" que la hermana clarisa debe contemplar y seguir. Contemplación y seguimiento de Jesucristo De nuevo, vuelve a hablarse de la contemplación en la espiritualidad actual. En épocas recientes, sin embargo, esta dimensión esencial de la espiritualidad cristiana se entendió como sinónimo de alienación y de huida de las responsabilidades terrenas. Seguimiento contemplativo En los escritos de Clara de Asís, el término "contemplación-contemplar" solamente aparece en las Cartas a Inés de Praga; no lo encontramos ni en la Regla, donde se explícita la forma de vida de las Hermanas Pobres de San Damián, ni en el Testamento, definido como la guía para captar el espíritu de la Regla. Clara no define la vida en San Damián como "vida contemplativa", sino como "vivencia del Evangelio". No se considera la contemplación como una "forma de vida", sino como una dimensión esencial de la misma que queda sometida a la vivencia del Evangelio Clara expresa, en estos textos una experiencia vital y profunda, que abarca y canaliza todas sus energías como persona y mujer. No hay duda de que este absoluto para Clara es Jesucristo. Por ese motivo, las hermanas deben desear poseer el espíritu de Jesús y este deseo no es una simple disposición interior, sino que es obra del mismo Espíritu Santo. Por eso no sería adecuado el tratar la contemplación como un tema aparte y, mucho menos, como "una forma de vida", sino que debe ser vista en relación con el seguimiento. Puede decirse que se trata de un "seguimiento contemplativo".
La contemplación para Clara es cristocéntrica en una perspectiva totalizante y pascual. Se contempla a Jesucristo en todo su misterio, como al Hijo del Altísimo nacido de María, al Jesús crucificado y también Señor glorioso. El énfasis de la espiritualidad clariana, sin embargo, recae sobre la humanidad de Jesucristo. Es, justamente, a través de su humanidad como el Hijo de Dios se hace camino, inaugurando un camino nuevo y vivo. Por esta razón nuestras comunidades están llamadas a ser células evangelizadoras dentro del planteamiento global de la actividad misionera de la Iglesia.
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