La Clarisa de Hoy


La vida contemplativa realizada en el claustro, es fuente subterránea de que vivifica la Iglesia por la oración,el silencio,la soledad,la penitencia,la fraternidad,el testimonio y todo fundamentado en el amor a la Santa Eucaristía.
La alegría y la maternidad para tener muchos hijos e hijas espirituales lograda con la castidad y el matrimonio con Jesús Cristo.

      “...La vocación de Francisco y Clara consistía en la vida según el Evangelio, es decir, la vida evangélica que se hace ejemplo y espejo, punto de referencia para todos.
   “El vivir en clausura para una humilde y atenta escucha de la Palabra de Dios, en la incansable “diakonía” de la intercesión por toda la humanidad, es un fecundo signo de contradicción en una época “light”, marcada por la inestabilidad, por la pérdida de valores.
    La vida fraterna en espíritu de pobreza y de minoridad, la unión en la diversidad a partir de la única vocación y del mismo Espíritu, constituye un poderoso signo de contradicción para nuestro tiempo siempre más caracterizado por las migraciones y el miedo a lo diverso, por la dificultad del diálogo y del compartir”...

“... La contemplación del rostro de Dios se vuelve anuncio de su Amor y capacidad de discernimiento de su presencia en lo concreto de la historia. La oración es signo del compartir las esperanzas y las angustias de la humanidad, y se transforma en caridad poniéndonos al lado del hermano que sufre. La fraternidad dice con fuerza que nadie es extranjero, sino que todos somos hijos de Dios que envió a su Hijo a compartir nuestra condición humana. Finalmente la pobreza y la minoridad se transforman en anuncio autorizado de la expropiación como camino de auténtica alegría tras las huellas de Aquel que se hizo pobre para enriquecernos”...

Zic.Tomado de un artículo clareano de wesite a propósito de los 800 años de la orden.